Una de las principales utilidades de las capas consiste en que cualquier
capa se puede posicionar de manera independiente. Es decir, podemos
tener una capa con un elemento gráfico y al mover esa capa, podemos
situar ese componente en cualquier otro lugar de la imagen, sin que se
desplacen otras partes del gráfico.
Al crear distintas capas podemos también realizar efectos sobre las
mismas de manera independiente. Por ejemplo, podemos tener un texto en
la imagen que está en una capa y luego hacer un efecto de sombra sobre
la capa de texto. Como el efecto es independiente para esa capa, el
sombreado sólo se aplicará al texto, dejando el resto de la imagen
inalterado.
Otras de las muchas utilidades recurrentes a la hora de trabajar con
capas es crear una nueva capa, copia de una anterior. Entonces podemos
experimentar haciendo cambios en esa capa copia con total libertad. Si
luego por cualquier cuestión no nos gustan los cambios, siempre podemos
tirar a la basura la capa copiada y alterada y volver a la capa original
de la que habíamos partido.
Lo cierto es que las utilidades de las capas son muy numerosas y las
podremos experimentar en nuestro trabajo en el día a día con Photoshop.
Cuando hacemos cambios a una imagen, para estar seguros que no vamos a
estropear nada, siempre conviene crear una nueva capa y hacer nuestras
pruebas o dibujos sobre ella. Si no nos gusta lo que hemos hecho,
siempre podemos desechar la capa creada sin que nos afecte a nuestra
imagen.
Otra cosa que tenemos que tener muy en cuenta es el orden de capas,
puesto que dicho orden incide directamente en el diseño de la imagen,
al mostrarse las capas que están más arriba sobre las capas que están
abajo. Las que hay arriba se superponen y pueden tapar los contenidos de
las capas que hay debajo. Para alterar el orden de las capas
simplemente tenemos que, dentro de la ventana de capas, arrastrar y
soltar una capa en otro lugar.
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